Opiniones del Casona El Resguardo - Solo Adultos

La experiencia completa está muy bien diseñada: te sientes totalmente atendido, en un ambiente cálido, como si fuera tu propia casa. El edificio es hermoso y está muy bien conservado, generando espacios interiores y exteriores cómodos y de muy buen gusto. Las habitaciones son espaciosas, iluminadas, limpias y con un toque de austeridad colonial que mucho más que incomodar, enamora. La atención y amabilidad de Agustín (anfitrión en el hotel) y la de Patricio (anfitrión en el restaurante) le dan un toque muy especial a la estadía. Mención aparte, la calidez, buen gusto y comida del restaurante. Todo realmente sabroso, con sentido, rescate de las tradiciones, con producción local (km 0). Da gusto ser parte de la experiencia que han diseñado para los huéspedes.

Creo que algunos servicios deberían estar incluidos como parte de la estadía (considerando que no es, precisamente, lo más barato del mercado). Por ejemplo, el uso de la tinaja de agua caliente, que en otros lugares es parte del servicio y se puede usar gratuitamente previa reserva. Asimismo, si bien el menú del restaurante incluía un pisco sour, podría haber incluido también una copa de vino para acompañar el entrante o el plato de fondo.

Atención, instalaciones, Desayuno y Contacto pleno con la Naturaleza!!!

Un 7 en todo. Lugar ideal para una escapada rápida de Stgo en plan montaña y silencio. Casona antigua y bien refaccionada, rodeada de cerros nevados. Cuenta con un salón con tocadiscos, lámparas y muebles antiguos, una mesa de pool y un tablero de ajedrez. Hay una galería con una bosca con abundante leña. Tiene patios amplios y lugares cercanos para hacer caminata. El restaurante que está incorporado, pero se paga aparte, es excelente. Combina lo rústico (muros encalados, piso de cemento, muebles antiguos) con lo sofisticado (jazz, platos y vinos de autor). Los sorrentinos con trucha ahumada son de otro nivel. Tanto Patricio y Soledad, en el restaurante, como Agustín en el hotel, son excelentes anfitriones, están siempre disponibles y tienen excelente disposición para facilitar la estancia.

La casona antigua es hermosa, llena de historia y detalles por todos lados. Agustín nos recibió y acogió con mucha amabilidad y siempre dispuesto a ayudarnos. El jardín con la piscina, huerto y animalitos son espectaculares. La comida del restaurant utiliza muchos de los productos de la huerta, lo hace aún más increíble la experiencia culinaria. Comida de primer nivel. 100% recomendado! Agustín, Patricio y los animalitos nos hicieron sentir como en casa.

Tranquilidad y buena atención del personal

Luz baño y velador en mal estado

La tranquilidad, el silencio, excelente comida, con mucho sabor, con gusto y excelente presentación donde se nota el cariño por hacer bien las cosas, muy grato ambiente propiciados por los dueños.

Me encanta ver como hay personas comprometidas con cuidar el patrimonio y que le ponen mucho cariño y dedicación a lo que hacen. La casa es muy linda, es perfecto para una escapada por unos días con pareja o grupo de amigos. El entorno es hermoso y aún no está destruido como tantos entornos del país. Me sentí como en el Chile de hace 20 años (las partes buenas). La atención es realmente personalizada, la comida, desayuno, etc. estaba realmente rico. Me ha tocado desayunar en hoteles con más estrellas que tienen peores productos.

El único contra son los perros. No son mala onda, si uno no los pesca, te hacen caso, pero son realmente muchos.

El ambiente familiar, es como estar en una casa de campo, con la antiguedad de esta misma, pero con la comodidad y la vida familiar con quienes participamos en el mismo lugar. Estabamos a una hora de Portillos, con una vista de la Laguna del Inca maravillosa. Muchos senderos por recorrer.

Quizas falto un hot-tube

Las instalaciones, la sala de juego y la cena fue deliciosa

Habían muchos perritos

El ambiente familiar e intimista. El personal muy amoroso y atento. El servicio de alimentación con productos del huerto, con cuidado y delicadeza para presentación de platos. Comida muy rica y sabrosa. La compañía de los perritos en todos los paseos.

Podrían tener las áreas externas más cómodas y más cuidados.

Este sitio es muy especial, tiene mucho encanto por su historia, sus dueños y su lugar privilegiado en los pies de los Andes. El turista se sienta muy especial en este lugar donde esta todo pensado para que se lo pasen bien. Desde la bienvenida hasta el momento de adios Agustin les cuida a los clientes con todos los detalles. Los perros y gatos le dan también mas carácter al sitio, los perros salen pasear con los clientes como fue antes en todos los pueblos. Luego la cena y desayuno fueron muy buenos gracias a la buena cocinera que tienen. Nos hemos pasado muy bien en este lugar aunque nuestra visita fue muy corta. Lo recomendamos a todos los clientes aventureros que buscan algo especial para sus vacaciones y huyen de las cadenas de hoteles que siempre son la misma cosa.

Si no le gustan los animales, este no es su sitio. Hay muchos animales en esta casa. Tampoco es para los miedosos, porque es una casa antigua y tiene sus propios ruidos y el sitio es muy majestuoso.

Desayuno excelente, al igual que almuerzo y cena..mucha cordialidad en el trato, simpatía y amabilidad..Ambiente muy acogedor. Excelente espacio para el relax.

Instalar un pequeño basurero en habitación, como propuesta de mejoras.

La comida es excepcional! Extraordinaria! La atención es personalizada, cálida y muy acogedora y flexible. El ambiente es ideal si uno busca paz, relaciones gratas y buena comida. Mas allá, incluso las camas son extraordinariamente cómodas! En resumen, una experiencia de todas maneras recomendable y repetible para nosotros. Sin duda alguna.

Aunque parezca raro, nada.

Casa espectacular camino a la cordillera de los Andes. Es una antigua parada del tren andino. Sitio super tranquilo, perfecto para una buena desconexión, la cama de la habitacion de 10! Pato y su mujer preparan una comida deliciosa y de km 0, obligado tomar desayuno y cena allí!

Las comidas maravillosas, vino excelente. La casa muy tranquila, habían momentos de silencio absoluto. Los dueños geniales, siempre preocupados de nosotros pero sin molestar tomando en cuenta que estabamos ahi para descansar y desconectarnos. Pudimos caminar harto y subir un cerro.

El agua de la ducha no se calentaba como me gusta pero fue un detalle que no opacó el resto.

El personal, la experiencia, la comida, la ubicación…. Todo era un lujo 10-10

No puedo opinar, ya que el lunar era un verdadero lujo.

El desayuno fue excelente, al igual que la calidez y la comodidad de la casa.

El lugar es muy tranquilo y la atención excelente, el Agustín es un muy buen anfitrión, muy atento. Además la comida especialmente la cena fue muy rica