El hostal está situado en la localidad conquense de Villar de Cañas. Un pueblecito castellano manchego pequeño y tranquilo, donde sus gentes te recibirán con los brazos abiertos. En nuestro hostal descubrirás que la tranquilidad es nuestro mejor regalo de bienvenida, y el silencio... la mejor medicina para unos oídos castigados por el ruido y el bullicio de las grandes ciudades. Es un lugar estupendo para dejar atrás la contaminación y poder dedicarnos unos momentos a nosotros mismos y a la persona o personas que nos acompañan, momentos siempre llenos de calidad. Su cercanía a enclaves culturales de gran interés le convierte en un punto estratégico para hacer turismo cultural sin la necesidad de recorrer grandes distancias Disfrutarás también de una mesa llena de olores y sabores, producidos por los sabrosos platos que te recordarán a la cocina de tu madre, de tu abuela, no dejando por ello de tener toques de la cocina más actual. En nuestro hostal te sentirás como en tu propia casa y todos los que aquí trabajamos hacemos siempre lo que está en nuestras manos para que así sea. Vendrás como un cliente y te despediremos, con la certeza de volver a vernos, como a un amigo

Me llamo Luis María y soy el propietario de el Hostal Un Rincón en La Mancha. Soy ilustrador y publicista, con lo que mi vida siempre ha transcurrido rodeado de lapiceros, pinceles y acuarelas, libros sin hacer que había que darles vida y cuartillas en blanco. Me encanta la historia y la lectura, la pintura y la música, la fotografía y la poesía. Disfruto con el trato con la gente y me encanta la cocina, donde he comprobado que saber mezclar los sabores y hacer un buen puchero es también una forma de expresión artística. Me he visto abocado a introducirme en este mundo de la hostelería y me resulta sumamente enriquecedor tanto por el trato con las personas, como por todo lo que te exige de ti mismo.

"Se pierde la vista en la lejanía, nada se interpone entre mis ojos y el horizonte... puedo estar mirando horas y horas que mi vista no se distrae con nada que desentone"... eso es lo más me llamó la atención cuando vine aquí, y creo que esta misma sensación es la que se llevan los viajeros que vienen a visitarnos. Tengo que reconocer que cada día estoy más enamorado de estas llanuras naranjas y marrones, ocres, verdes y amarillas, cargadas de trabajo. Llanuras llenas de historias vivas y sueños rotos, angustias y esfuerzos de gentes llanas y toscas, con manos esculpidas por las heridas de horas y horas de azada y rastrillo, que a través de los años... y de siglos han forjado su carácter rudo, pero a la vez sencillo... Cada vez amo más a mis dos Castillas, una porque me sale del corazón, por herencia de sangre y la otra porque me nace del alma, de sus silencios, de contemplarlas y de llenarme por dentro de la soledad de sus llanuras. Compruebo día a día como estas tierras alimentan el alma.